Y ayer descubri que no es bueno tirarse a una fogata encendida, con una llama resplandeciente que calienta hasta los ojos de los mirones escondidos entre las ramas de los arboles aledaños sin estar preparado. No hay que hacerlo sin llevar contigo un extintor (tu as bajo la manga) en caso de emergencia, ni olvidar ir vestido con tu traje de gala de bombero para evitar consumirte entre las llamas, evitando asi poder danzar alrededor de la hoguera para que caiga la lluvia y salga la luna llena. Hay que tirarse sin olvidar que demasiados preparativos para combatir el fuego no repelen la propagación del mismo, solo ocasionan tension y falta de movilidad para no caer a causa de los latigazos de las lenguas de fuego.Latigazos que mas bien hay que dejar que se enrollen como un heroe en tu brazo y poder controlarlo para acercarlo hacia ti y ahi con tu ser apagarlo, convertirlo.
Detalles no menores son los refuerzos, todos tus camaradas con cascos y mangueras con tu carro de bomberos como que si fuera un Hot wheels, manejando entre tinieblas, nieblas y lluvias antes de llegar a vislumbrar el fuego. Los refuerzos que te dejaran respirar hondo y tomar un descanso. Ellos que alzan el brazo entre tu y el fuego para protegerte para hacer que el fuego caiga en la trampa de acercarse, y entre palabras a diestra y siniestra se encuentre finalmente con tus ojos que lo ven directamente, chorro de agua siendo lanzado desde lo profundo del corazon, con un grito de libertad y una pizca de esperanza y convirtiendo finalmente una masacre en un renacer de almas y esperanza de los civiles.
domingo, 19 de abril de 2009
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